Eric vivía en la parte este de Alemania en los años setenta cuando su padre decidió cruzar el muro, pasar a Berlín occidental y de ahí emigrar a los Estados Unidos. Durante su infancia el protagonista decide inventarse una nueva identidad y de apellidarse Schroder pasa a declararse Kennedy. Rompe todos los lazos con su pasado y tras un matrimonio feliz con Laura y una hija en común, Meadow, llega el divorcio y con ello los sentimientos de culpa y una gran mentira. En una visita concertada Eric se escapa con su hija ante la angustia de su ex mujer y a medida que se aleja más del lugar de residencia, se enreda más en su mentira. La novela es ,en realidad, una larga disculpa que el narrador le dirige a la madre de su hija explicándole su pasado, sus emociones, sus reflexiones sobre el amor conyugal, la paternidad y la identidad. Aunque el ritmo narrativo está bien, le falta un no sé que para llegar a ser una lectura redonda, lo que no significa que no sea recomendable. Ahora yo necesitaría saber si un hombre -no olvidemos que esto lo ha escrito una mujer- suscribiría todos los pensamientos masculinos que aquí se reflejan.
Este libro me ha tentando varias veces pero no conseguía convencerme del todo, supongo que intuía que le faltaba ese «no sé qué» 😉
Un abrazo
Ana: no está mal del todo..ahí lo dejo
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