Ricardo Cupido, detective privado de la España profunda (parece ser que habita en un lugar inventado por el autor denominado Breda allá por Extremadura) que resuelve casos a la manera hispana. Aquí nos encontramos con que en un parque eólico ha aparecido una ingeniera colgada de una de las aspas; la empresa encarga al detective la investigación sobre su muerte que, en principio parece un suicidio. Indagando sobre la vida de Esther, que así se llamaba la difunta, Ricardo Cupido se encuentra con personajes variopintos como urbanitas reconvertidos en ecologistas, ganaderos resentidos y analiza igualmente el negocio de las energías renovables. Por un lado me ha parecido entretenido, lo que más me ha interesado ha sido la ambientación y aprender algo sobre la energía eólica. Por otro lado me ha sorprendido un poco la excesiva afición del detective y diversos personajes a encamarse con la primera que pasa (aunque, claro, con ese apellido a lo mejor está predestinado) lo que aporta bastante poco a la trama. Un bien, sin más.
Creo que el «bien, sin más» me lleva a descartar esta lectura. Modo exigente ON 🙂
Un abrazo
Ana:hay mucho mejores novelas policíacas, yo prefiero a Lorenzo Silva