El título está basado en un soneto de Borges referido a la muerte y el recuerdo que dejaremos tras haber abandonado este mundo. El autor rememora su infancia bulliciosa en una familia acomodada en Medellín, rodeado de hermanas y como ídolo absoluto su padre: Héctor Abad Gómez, catedrático de Medicina Preventiva y salud Pública, comprometido con la política y la salubridad de los barrios pobres que fue asesinado en 1987 por unos sicarios. Por un lado se trata de unas memorias de infancia, de una novela de aprendizaje en el que el autor/narrador va descubriendo la vida y describiendo a su familia, sus momentos felices y sus tragedias. Por otro se trata de una elegía por la muerte de su padre, de un recuerdo a un hombre bueno y de todos los sentimientos relacionados con ese drama. Todo ello escrito de forma pausada y magistral, relacionando siempre lo profundo con lo cotidiano (al morir su padre cada uno de los hermanos recuerda con gran precisión lo que estaba haciendo en ese momento de su vida). También es muy real y verosímil la lucha interior del escritor con sus creencias religiosas: aunque se confiesa ateo (como lo era su padre) no deja por ello de admirar a su madre, católica practicante, y de reconocer que no todos los clérigos son malos (unos sí, otros no). Lectura para pensar y hacer pensar sobre la vida, sobre la muerte (citando a muchos clásicos de la literatura española), la familia, la felicidad y la religión.
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