NADA SE OPONE A LA NOCHE, Delphine de Vigan (Alfaguara)

Autoficción de nuevo, esta vez narrando las vivencias infantiles y adolescentes con una madre con serios problemas de equilibrio mental. La autora, o el yo narrador que dicen los expertos, nos cuenta la vida de su madre, en el primer capítulo ya sabemos que muy alegre no ha podido ser ya que es su hija la que la descubre tras su suicidio. Conocemos así a su extensa familia, ya que Lucille tuvo nueve hermanos, a sus padres Liane y Georges; su infancia entre París y Versalles, sus vacaciones en Normandía y su temprano matrimonio con Gabriel que la convirtió en madre a los dieciocho años. A partir de ahí un montón de desgracias familiares hace que su mente se desestabilice. Tras la separación sufre una especie de carrera a ninguna parte en la que además de consumir drogas y alcohol colecciona amantes y cambios de domicilio paar desesperación de sus hijas que solamente pretenden llevar una vida normal. Como es lógico todo ello le lleva a varios internamientos en instituciones psiquiátricas vigilados por sus hijas y hermanas. Testimonio denso, a veces un poco largo y que hace que una cuando acaba de leerlo dé gracias a Dios de haber tenido una madre patria de lo más estable, de las de zapatillazo en el trasero y “ordena tu cuarto de una vez” (bueno, en mi caso era ¡deja de leer la novela!, también).