Francisco rememora su infancia y el devenir de su familia en una finca familiar en Linares en el Méjico en los primeros decenios del s.XX, años de grandes conflictos internos en los que, a pesar de las reformas agrarias su padre Francisco Morales supo mantener sus terrenos y no ser expropiado por el gobierno. La historia familiar, desde el nacimiento del propio Francisco cuando su madre iba a ser abuela, a la epidemia de gripe y a la persecución del clero se narra con idas y venidas a un presente en el que Francisco monologa con el taxista que le lleva a su casa natal. No podemos olvidar a su inseparable compañero de juegos, Simonopio, huérfano, encontrado rodeado de abejas con un rostro peculiar que es acogido y apadrinado por los Morales Cortés y que con su visión de la naturaleza y del mundo apícola hace descubrir a Francisco la naturaleza. Historia fácil de entender con su punto de realismo mágico (alguna pincelada) que a veces se hace un poco larga por reiterativa, es un “está bien” que se deja leer y si el lector no es muy paciente se puede acabar dejando de leer.
Me temo que sería de las lectoras no pacientes 😦
Un abrazo
Se puede intentar
La recomiendo
Gracias por tu recomendación, Amparo. A mí me dejó un poco fría