Carolina Codina era hija de un tenor español y una cantante rusa y aunque nació a finales del siglo XIX vivió el siglo XX en toda su intensidad. En los felices XX conoce y se enamora de Sergei Prokófiev, genio musical de la época aclamado en todo el mundo. Tras una tormentosa historia de amor le sigue por todo el mundo cosechando éxitos y aguantando con paciencia sus arrebatos de genio atormentado (porque los rusos ya se sabe, tienen ese punto de atribulación y desconsuelo que les hace únicos en su especie) el matrimonio recala en Moscú donde Stalin y sus purgas no les van a hacer la vida fácil. Lina brilla en todas las sociedades donde va, en París se hace íntima de Coco Chanel, Picasso y Cocteau; en Rusia conoce a todos los miembros de las embajadas y toda la cultura soviética se rinde a sus encantos. Aunque a veces esta biografía puede parecer un poco larga por exceso de páginas y de nombres no deja de ser muy interesante primero por la parte histórica y segundo por la descripción del mundo artístico y de los sentimientos. Por estas razones se confirma lo que venimos hemos sospechado desde hace algún tiempo: que la realidad siempre supera la ficción.
Aquí dejo Pedro y el lobo de Prokófiev, que también me ha servido esta novela para acrecentar mi diluida cultura musical:
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