Eddy procede del norte de Francia, de una familia muy modesta con muchas televisiones, bastante descuidados en la alimentación y un gran desprecio por la cultura. Aunque el autor menciona en las primeras páginas que llega a hacer estudios universitarios, en este relato describe a su familia: a su padre decepcionado por tener un hijo tan poco “hombre”; a sus hermanos que dejaron la escuela en cuanto pudieron para trabajar en la fábrica y tener hijos; a su madre gritona y bebedora y poco preocupada por la higiene de sus hijos. No condena, no se hace la víctima, simplemente expone una clase social en la que todo el mundo hace lo mismo. Debido a su aspecto afeminado sufre palizas en el colegio y busca su identidad sexual tanto con hombres como con mujeres. Por cierto, la traducción del apellido sería algo así como: » bonita jeta», lo que no hace fácil su adaptación en el colegio.
Lo que más me ha gustado ha sido la narración de su infancia, que a pesar de ser dura y sentirse incomprendido toma cierta distancia y no es una sucesión de lamentos. Lo que menos, las escenas tan explícitas de sexo, que yo creo que sobran. Por último, me habría gustado saber más de como logró salir de esa situación, pero,claro, esto es una novela francesa y no americana.