Si resumimos mucho el argumento se trata de la autobiografía del autor centrada en un bar. El narrador se cría con su madre y sus abuelos ya que su padre ha tenido fuertes desavenencias con su madre. Al crecer sin una figura paterna se acerca a su tío Charlie que es camarero en el bar Dickens y que le va presentando a todos sus compañeros/clientes para que arropen a su sobrino desde su tierna infancia. Los altibajos vitales, su emigración a Arizona con su madre, su ingreso en Yale, su primer desengaño amoroso y laboral, todo se comenta y se glosa por los distintos personajes del bar que con su sabiduría popular hacen que JR aprenda de ellos. El bar, por supuesto, es un gran protagonista: «A veces el bar me parecía en el mejor sitio del mundo, y otras creía que era el mundo entero» (p.359). Además el autor sabe «contar historias» (p.285) que es lo que le dice la secretaria de un importante periódico y por eso se trata de una buena lectura que habla de la vida, de la soledad y de cómo afrontar los fracasos ya que, en general, no todo lo que nos proponemos sale bien a la primera. Tras cerrar el libro no puedo evitar pensar que es muy curioso que en este país llamado España en donde los bares inundan nuestras calles no me suene ninguna novela cuya protagonista sea un bar, o a lo mejor existe y es todavía parte de lo que me queda por leer.
EL BAR DE LAS GRANDES ESPERANZAS, J.R. Moehringer (Duomo Nefelibata)
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