En esta larguísima crónica de casi quinientas páginas, el autor que es guionista relata de modo prolijo sus experiencias en China. Primero en Pekín, a principios de siglo donde acude a realizar un guión sobre un documental y luego en la exposición universal de Shangai del 2010 donde trabajó como «asesor» debido a sus contactos anteriores. La lectura está a caballo entre una guía de viajes, un estudio sesudo sobre las costumbres de los chinos y cierta parte novelera que tiene que ver con los amoríos del autor. Se reflejan aquí las muchas perplejidades que supone vivir al narrador como expatriado en un mundo completamente desconocido y cuyas contradicciones no le dejan indiferente. Todo aquí tiene cabida: la importancia de la política y el sistema comunista, la educación, la ceremonia del té, la gastronomía, la cultura, el sexo, el taoísmo, los jardines, el turismo… y, por supuesto, los malentendidos que padece el protagonista, a veces involuntariamente y otras no tanto. El estilo, a pesar de la magnitud de la obra, es ágil aunque a algunos se les puede caer de las manos. Desde luego una manera interesante de atisbar una cultura muy alejada de la nuestra, aunque nuestras calles estén plagadas de unos cuantos expatriados de dicho país.
UN JARDÍN EN SHANGAI, Pedro Molina Temboury (Sotavento)
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