Novela a veces tremendamente cursi y en otras ocasiones, sobre todo al final, absolutamente estremecedora. María viaja con su madre y con su hermana Rosùte por los míseros pueblos de Italia vendiendo pucheros. En la extrema pobreza dependen de la compasión de los campesinos, cuando su madre fallece las pequeñas vuelven a la choza junto con su tío, Barbe Zef. María es bella y canta bien, se dedica a las tareas del hogar y hay pocos atisbos de alegría en su vida salvo el ir de vez en cuando a la ciudad. Cuando su hermana pequeña es hospitalizada y queda sola con su tío, todo se vuelve aún más sórdido y miserable. Como es propio de la época de la escritora abundan las descripciones bucólicas excesivamente adjetivadas de la naturaleza y la exaltación de la vida campestre. Además, posee el buen gusto de enunciar en una frase breve los episodios más desagradables, que una ya ha leído mucho y sabía que el Barbe nada bueno presagiaba. Lo que en la prosa actual llevaría páginas y páginas de escenas escabrosas, se resuelve aquí con un escueto: «se abalanzó sobre ella y la tomó con violencia» (p.172). Puede ser interesante recuperar este clásico italiano no muy del gusto estilístico contemporáneo.
MARIA ZEF, Paola Drigo (Periférica)
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