Aunque se trata de una serie detectives, como de costumbre no hace falta haber leído toda la saga para ser capaz de seguir una lectura individual. Quirke es un patólogo forense con ciertas dificultades con el alcohol. Su hija Phoebe sale con su ayudante y acaba de comenzar su tarea como secretaria en la consulta de una psiquiatra. Aunque alejado temporalmente de su trabajo, el forense es impelido a volver cuando David Sinclair, su ayudante, comienza una sospechosa autopsia en la que se revela que el accidente del que ha sido víctima un joven no parece tan providencial. Gracias a ese caso, su olfato y sus buenas relaciones con la policía, Quirke volverá a su profesión y el lector descubrirá una trama detrás de la cual se oculta el poder de la iglesia. Ya sé que al autor le han dado infinidad de premios, pero a mí me ha resultado de lo más banal y no creo que de aquí a unos meses me vaya a acordar de esta historia ambientada en Dublín hace unos años.
LAS SOMBRAS DE QUIRKE, Benjamin Black (Alfaguara)
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