Soy poco, o más bien, nada aficionada a las novelas de ciencia-ficción pero he de reconocer que de vez en cuando no está mal acercarse a este género de la literatura. Como indica el nombre, se trata de un remake del clásico de Mary Shelley. Estamos en el año 2020, o sea, dentro de DOS años y el mundo ha perdido la orientación espacio-tiempo, Joseph Bodenland a través de un salto temporal (como hemos visto en el Ministerio del tiempo) aparece en Suiza, en 1816 donde conoce a la autora del libro y a sus personajes. Por lo tanto interactúa con ellos intentando salvar a la humanidad de un desastre apocalíptico. Aquí se mezcla la ficción, la realidad, la metaliteratura, mucha acción y algo de reflexión. Indiscutiblemente, el clásico es infinitamente mejor pero este libro no deja de leerse con agrado y agilidad. La historia fue escrita en 1973, por lo que resulta muy interesante ver cómo se veía nuestro presente hace más de cuarenta años (Internet y los móviles no estaban en la mente de ningún escritor por imaginativo que fuera).
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