El autor es muy conocido en Francia or sus imposturas. Su début literario fue una novela 99 francos en la que criticaba despiadadamente y muy poca mesura el mundo de la publicidad. Aquí tenemos la autoficción que tan querida es a nuestros autores contemporáneos: al ser detenido por consumo de cocaína en la vía pública el autor/ voz narrativa, es detenido un par de días. En la celda tiene tiempo para pensar sobre su infancia y sus familias paterna y materna. Al principio dice que no se acuerda nada de su infancia, y menos mal porque sus vagos recuerdos interrumpidos con sus idas y venidas al juzgado le dan para algo menos de 250 páginas. Tiene de todo: reflexiones interesantes sobre la fraternidad y la paternidad e ideas precisas sobre cómo viven los hijos el divorcio de unos padres. Resulta entretenida de leer su genealogía familiar aunque a veces es un tanto irreverente y algo grosero (como no podía der menos). Por último, coloca los veranos de su infancia en la costa vasco-francesa que me pilla que al lado y que describe gratamente, sin idealismos.
UNA NOVELA FRANCESA, Frédéric Beigdeber (Anagrama)
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