
Autor venezolano, completamente desconocido para mía, y al que he sido presentada por mi amiga M. y su marido R. El oficio de difuntos , que da título a esta novela, es la homilía que debe redactar un sacerdote para las exequias del el gran dictador del país: Aparicio Peláez. Hombre que ha gobernado los destinos del país durante casi treinta años y que, para alborozo de unos y tristeza de otros, fallece, ya que es el destino irremisible de todos. Pero lo interesante de esta obra no es cómo acaba, que ya se anuncia al principio, sino cómo asciende al poder un campesino, cómo se perpetúa en su puesto, cómo sabe anular a sus contrincantes y rodearse de aduladores cómo maneja la soledad y desconfía de todos. Un gran tratado sobre el poder totalitario que, por desgracia, sigue apareciendo en los periódicos actualmente.