Cuando los astros se cruzan surgen planes. Y cuando hay de por medio una botella de buen caldo y excelentes viandas, entre efluvios de sobremesa surgen propuestas, lanzadas al aire que en nuestro caso se han materializado. La primera aparece allá por septiembre, J. un amigo filólogo sugiere : oye, vosotros dos, ¿por qué no hacemos un txoko un viernes por la tarde/noche al trimestre? . leemos un libro (corto) y lo comentamos mientras cenamos. Tengo un amigo socio de uno que nos lo dejaría […]. NB. un txoko es una sociedad gastronómica donde hay una cocina y donde la gente se reúne a comer. Así fue y la primera se inició en octubre con unos pocos, la segunda fue en enero en una noche de tormenta y resultó multitudinaria (23!!!). tengo que añadir que este txoko en particular está situado en un puerto.
En otra ocasión , siempre de cena, siempre de conversación, otro amigo, J. interviene: pues yo tengo un amigo escritor, que iría encantado. Dicho y hecho Pedro Ugarte nos acompañó el viernes pasado, nos firmó los libros, comimos, bebimos y comprobamos que siempre es un feliz encuentro la literatura y la gastronomía que no desmerece el encuentro emocionante con un escritor de verdad. ¡Gracias, Pedro!.
Y también gracias al chef, mi marido apasionado de la cocina que me sigue allí donde voy y al sous-chef, otro amigo que no duda en ponerse el delantal cuando hace falta.
MJ, nadie sabe qué es realmente la esencia de la velada: el nivel del autor invitado, el don culinario del extraordinario chef, o la inteligente conducción, siempre discreta, de la moderadora. Puedo decir que asistí a un episodio legendario cuando, ante el desbocado ambiente creado por 23 personas, muchas desconocidas entre sí, absolutamente integradas y animadas por un par de copas de vino, la moderadora tiró de las riendas, un poco por aquí, un poco por allá, para centrar el asunto y encaminar al gentío por la senda de la literatura. Lo más fácil habría sido morir de éxito y dejar que la cena tomara cauces naturales, en la falsa sensación de que lo logrado superaba las expectativas. Pero no. Fue mucho más grato centrarnos a los presentes en el objeto de la reunión, y permitirnos desnudar nuestras almas intentando interpretar el mensaje del fantástico escritor Szweig, del que pudimos admirar su maravillosa escrtura y su sentido existencialista de la vida.
Muchas gracias por tu comentario, Juan. En enero fue un reto pero una está bregada, como tú mujer, en educación secundaria, entre hordas de adolescentes. Aquí la gente educada y a favor del espectáculo.