Título muy poco sugestivo para una historia que es algo más que un diario de hospitalización. Philippe Lançon es periodista de Libération y de CharliHebdo y resultó herido en los atentados del 7 de enero del 2015 . Comienza la víspera del atentado con las preocupaciones normales de gente ocupada: amando un artículo, asistir a una reunión, organizar un viaje… y de repente, como tristemente es ya historia, el atentado y la herida que hace que su mandíbula y parte de su cara desaparezcan. Y de ahí a sufrir una infinidad de operaciones en el microcosmos hospitalario, atendiendo a reacciones de celadores, auxiliares, enfermeras y médicos y más tarde a los fisioterapeutas. Momentos de dolor, de angustia de aburrimiento y de observar a los demás, parientes y amigos cómo prosiguen con su vida cuando la suya está en suspenso…no es una lectura agradable pero sí realista, en ocasiones algo lenta, pero siempre hay un hilo que atrapa. Llama la atención su querencia literaria en esos momentos por Proust y la Montaña Mágica de Mann. Poco o nada recomendado para hipocondriacos o gente que deba pasar horas en los hospitales. Un toque de atención para los demás, en un momento todo puede dar un vuelco
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