Esta novela se enmarca en la línea de padres no convencionales como ya nos tiene acostumbrados Delphine de Vigan. En el caso de esta narradora sus progenitores eran sordos y bastante originales con respecto a su discapacidad. Siempre se ha sentido extranjera, primero por que sus padres no tenían un trabajo que pudieran considerar como tal, y luego, porque su infancia transcurrió entre Brooklyn, donde había emigrado toda su familia, y un pequeño pueblo italiano. Su vida adulta se sitúa en Londres pero siempre pendiente de unos padres que parecen depender de ella en lo emocional y en lo material. Aunque aparecen en el libro varias reflexiones sobre la lengua y la discapacidad interesantes no me ha llegado a enganchar por lo extraño del tono: ¿ensayo?;¿narración?; ¿autoficción? . En fin un déjà lu «en plan sin más» , como se dice ahora.
LA EXTRANJERA, Claudia Durastanti (Anagrama)
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