Francisco, huérfano desde pequeño, se ordena sacerdote católico y es enviado a China como misionero. Desde su juventud, ya en el seminario, muestra una personalidad bastante original y alternativa. Al llegar a la misión, que en realidad no existe como tal, comienza sus aventuras en un país completamente ajeno y , con su paciencia, atenta escucha del prójimo y devoción, consigue convertir a algunos chinos. Toda la novela está repleta de aventuras y de conocimiento profundo de la psicología humana. Subyace al final un mensaje optimista pero nada superficial: la bondad gana a la maldad. Indiscutiblemente, el protagonista sería calificado como buena gente. Se parece mucho a la Ciudadela: ambos protagonistas, hombres honrados, apaleados por las desgracias no se dejan amedrentar por las circunstancias vitales que les son profundamente adversas.
LAS LLAVES DEL REINO, A.J. Cronin (Editorial Juventud)
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