Una mujer que trabaja en una inmobiliaria acude a una casa que parece invendible. Gran profesional es la reina de las ventas de su oficina. Es así porque sabe escuchar, porque sabe lo que quiere el cliente y observa a la gente. Mientras espera en la cocina a que llegue una pareja interesada en la vivienda de arquitectura peculiar se le parece un niño vestido de uniforme que no pestañea. Ella, más sorprendida que amedrentada, le interpela: <em>¿qué quieres? […], no puedes estar aquí, ¿entiendes? Van a venir unas personas.</em> (p. 15). Esa frase aparece recurrentemente en el texto. Poco a poco ella se va alejando de su vida cotidiana: el despacho, su vida personal o su padre peluquero que es el que le ha enseñado a escuchar con sus silencios. Cada vez se siente más atraída por la casa y por la vida del niño que conoceremos gracias a un extraño paso a través de otra dimensión o (quizá) un salto en el tiempo. Historia peculiar que no es psicológica, ni fantasmagórica, ni da miedo pero que resulta grata de leer. Lo que más me ha gustado, sin duda, es el dominio del lenguaje y la reflexión constante sobre el significado de las frases hechas. </p>
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EL ÚLTIMO DÍA DE LA VIDA ANTERIOR, Andrés Barba (Anagrama)
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