Conjunto de varios relatos sobre la infancia de la autora en la Polonia rural de los años 80. El resumen podría ser este. Una vida “normal” en medio de la carencia más absoluta pero llevada con mucha naturalidad porque todo los que la rodean viven así. Caminatas en los bosques, días con su padre cuya afición es disecar animales, enfrentamientos con los directores del instituto pertenecientes al partido comunista, incomprensiones con los padres y abuelos, aventuras con amigos del colegio, el despertar sexual y todo enmarcado en el catolicismo de fondo que tiene encontrarse cerca Cestokowa y con un Papa polaco en el Vaticano. Curiosa infancia que debería ser contrastada con cualquiera de sus contemporáneos del otro lado del telón de acero.
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EL CASTILLO, Frank Kafka (Biblioteca Edaf)
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Obra incompleta del inmortal autor checoslovaco , difícil de entender y de seguir, como es habitual en su escritura. Algunos estudiosos han querido ver en ella una crítica furibunda al mundo administrativo y funcionarial que tantos dolores de cabeza nos provoca. K. , el protagonista, es agrimensor y se supone que ha sido contratado para medir las lindes de la zona. Para conocer exactamente su trabajo se dirige al castillo, al que nunca llega y va pasando de secretario en secretario, de legajo en legajo, de normativa en normativa hasta darse de bruces con un muro y tener que sobrevivir en el pueblo. Allí se encuentra con personajes peculiares como la posadera o con amores inesperados, como Frieda, también le espera un contrato de trabajo como bedel y diferentes historias que le van narrando los distintos habitantes del pueblo con los que se encuentra. Las partes que más me han gustado son aquellas en las que podía hacer una analogía con la burocracia absurda, las que menos, las andanzas y penurias, un tanto absurdas, de sus protagonistas.
Y si de burocracia hablamos, la pandemia en la que llevamos casi dos años ha provocado que ya no podamos ir a los despachos a entregar los papeles como antes. Me contaba una compañera la situación kafkiana (de ahí el adjetivo) que había vivido: la aplicación informática para pedir cita no funcionaba, por eso mi compañera N. se fue hasta el despacho correspondiente donde un amable funcionario le pudo activar la cita. No había nadie en la oficina, pero N. tuvo que esperar pacientemente a que la hora señalada por el amable funcionario en la web fuera cumplida para que ella pudiera entregar los papeles y acabar el trámite. Y no hablemos de la gestión electrónica de los trámites… le daría a Kafka para varias novelas porque esas sí que son incompletas.
Hace más de DIEZ años de este vídeo, pero las cosas no cambian:
UN LUGAR LLAMADO ANTAÑO , Olga Tokarczuk (Anagrama)
Antaño parece ser un lugar en Polonia, rodeado de bosques y de otras poblaciones donde la vida transcurre a veces con tranquilidad y a veces con las inquietudes y violencias provocadas por las guerras. A través de varias generaciones se atisba la historia de Polonia, país invadido repetidas veces por todo ruso o alemán dispuesto a invadir Europa. En ese lugar viven los molineros Genowefa y Michal. Él es reclutado en la guerra del 14 y cuando vuelve ya ha nacido su hija Misia, a la que adora. Conoceremos también a su marido, Paul Boski, y a sus hijos así como a su hermano Izydor. Todo ellos sobreviven a la Segunda Guerra Mundial y se adaptan al sistema comunista. También se asoman personajes entre la realidad y la ficción como un fantasma o Espiga, mujer mitad bruja, mitad ermitaña que acompaña desde la espesura del bosque a todos los demás. Novela entre lo real y lo fantástico un tanto compleja pero a la que merece la pena asomarse.
BAJO LA SOMBRA DE LOS LOBOS, ALvydas Slepikas (Tusquets)
Como explica el autor en el epílogo, se cuentan aquí unos hechos poco conocidos por los lituanos y por los alemanes y, no digamos nada, por los meridionales. En concreto, después de la segunda guerra mundial, en el invierno de 1945 muchos niños alemanes pasaron a Lituana para poder conseguir comida vagando por los bosques y mendigando. La historia se concreta en varios niños pertenecientes a una familia de granjeros, pasan hambre, mucha hambre y su madre intenta alimentarlos. Los soldados rusos y alemanes saquean todo lo que pueden. En esas circunstancias Renata, Heinz y Albert cruzan progresivamente la frontera para poder llevar comida a casa. Todo es duro , pero a veces encuentran almas compasivas que los ayudan y dan cobijo, otras veces son apaleados. Aunque el tema de la posguerra no puede ser más triste me han entrado ganas de saber más de los personajes, de cómo les ha ido después. También me ha gustado el ejercicio de contención: hay que ser un magnífico escritor para describir la miseria sin cargar las tintas. Tremendo pero esperanzador.
BARRO MÁS DULCE QUE LA MIEL, Margo Rejmer (La Caja Books)
Hace un par de años mis padres fueron de viaje a Albania y, como una es reading asistant, me pidieron un libro que hablara sobre ese país. Desafortunadamente, mis conocimientos no fueron más alla de Kadaré. Lástima de que este libro, cuyo subtítulo es Voces de la Albania comunista, no estuviera publicado porque hubiera sido un buen consejo.La autora (polaca, ella) reagrupa testimonios de albaneses durante el comunismo y hasta los años 90, !qué cerca y qué lejos los tenemos!. Todo se puede resumir así: el comunismo lo llenaba todo, la gente era triste pasaba hambre y no podía hacer nada ni pensar nada. Todo lo que venía de occidente era considerado pernicioso. En cuanto te descuidabas, o algún espía manifestaba que no eras lo suficientemente comunista, te denunciaban. Con suerte, menos de diez años de cárcel con trabajos y torturas forzadas, además toda la familia (tíos, sobrinos e hijos non natos) ya señalados, sin posibilidad de trabajo o de poder ir a la universidad. Las voces se oyen resignadas y, algunas, todavía amedrentadas, la historia se repite una y otra vez: unos mueren, otros sobreviven y , encima, parece que nadie fue condenado por las tropelías cometidas.
Reflexiono ahora y no sé si es una lástima o una suerte de no haber recomendado esta lectura a mis padres, porque de haberlo leído antes no hubiesen hecho turismo por allí. Tremendos testimonios
LOS OSOS QUE BAILAN, Witold Szablowski (Capitán Swing)
Con el subtítulo: historias reales de gente que añora vivir bajo la tiranía se encadenan aquí testimonios sobre ciudadanos de diversas nacionalidades (polacos, cubanos, kosovares, letones etc…) que narran la nostalgia de no vivir ya bajo el régimen comunista. La primera parte está consagrada a cómo los ecologistas alemanes y austriacos lograron capturar a todos los osos que eran explotados por los gitanos. En un alarde de ecologismo y de pasión por los pobres animales cautivos, fueron comprando a sus dueños oso a oso, lo que creó grandes traumas en la familia, y no menos a los osos, a los que les costó muchísimo adaptarse a un medio «libre» e idóneo para ellos. Utilizando esta metáfora en la segunda parte se escuchan voces, no siempre unánimes, sobre la brusca llegada del capitalismo a todos los países del este (que para el occidental medio es un bloque, pero aquí queda de lo más explícito que cada país y región presenta sus particularidades) y de cómo se adecúan al fenómeno del turismo y de cómo sobrevivir en circunstancias para las que no fueron educadas. Cómo hacer de un título que me interesaba del cero a nada una lectura interesante y un análisis ameno sobre los países comunistas.
EL VERANO EN QUE MI MADRE TUVO LOS OJOS VERDES, Tatiana Tîbuleac (Impedimenta)
Con este título tan poético un lector se espera una historia pacífica y sin turbulencias, sin embargo resulta todo lo contrario: un chico psicótico que odia y desprecia a su madre transcribe el último verano de la vida de ella. La historia atrapa desde el primer momento por lo brusca y tremenda, luego se va dulcificando muy poco a poco pero no llega a ser en absoluto ningún remanso de paz. Lo interesante es la combinación entre recuerdos, sentimientos elevados a la máxima potencia, drogas y autolesiones con un lenguaje poético que logra que esta novela funcione y se vaya dulcificando a medida que va llegando a su fin. Para lectores con ganas de emociones fuertes.
LA DANZA DE LOS DEMONIOS, Esther Singer Kreitman (Anagrama)
A priori poco (o nada) me interesa a mí una familia de judíos polacos a principios del s. XX que pasan bastante miseria porque el padre que es rabino no encuentra colocación. Van de un domicilio a otro, la madre lánguida, Réisele, siempre enferma; el padre, Avrom Ber, estudiando la Torá; el hijo, Mijael, soñando con ser cualquier cosa menos erudito y la hija, Débora que se encarga de las tareas domésticas y odia con toda su alma la vida que le ha tocado en suerte. Según cuenta la introducción, podría estar basado en la vida de la propia autora. Lo impresionante no es la historia en sí, sino que te metes en los espacios, hueles la col hervida, te resbalas en los caminos helados, compartes la frustración de Débora y te indignas con la sociedad tan cerrada. Además, el punto de la protagonista es el justo para que no sea ni excesivamente lacrimógeno ni demasiado autocompasivo. Ejemplo de cómo un libro bien escrito puede apasionar sin que una tenga el mínimo interés sobre su contenido.
VIAJES CON HERODOTO,Ryszard Kapuściński (Anagrama)
El mítico reportero viajará por todo el mundo entre los años 50 y 60 con el voluminoso libro de Heródoto donde siempre encuentra paralelismos con las situaciones que vive el narrador. Como periodista en la Polonia comunista y encerrada en sí misma es enviado a varios destinos sumamente exóticos: primero a la India, luego a China y por último a África, donde vivirá en primera persona varios golpes de estado tras el proceso de descolonización. Así, entre vida de periodista en unos años difíciles donde la única comunicación con el periódico era la radio y las alusiones a una magna obra que compila el saber de los clásicos, vemos que la historia se repite, las guerras también y que , en definitiva, siempre habrá algún periodista o historiador que esté allí para contarlo. mención aparte merecen las interesantes reflexiones sobre la sociedad y las lenguas. Lectura agotadora por tanta batalla y tanta crueldad pero muy interesante para conocer al ser humano que no ha cambiado tanto en tantos siglos de historia.
MERCEDES-BENZ, Pawel Huelle (El Aleph)
En una ciudad polaca al norte del país, un hombre se dispone, por fin, a aprender conducir. Su profesora tiene un Fiat y se llama señorita Ciwle. Entre bocinazos, embragues que se atascan y marchas que no entran el protagonista va narrando hechos familiares que todos han tenido que ver con los coches. así e 1925 su abuelo, enamorado de su abuela, le regaló un Citroen que acabaría arrasado por un tren. Más tarde la pareja se compararía un Mercedes con el que surcaría la comarca a la caza de globos aerostáticos. En la SGM dicho bólido fue confiscado, pero recuperado pro su padre en un arrebato de nostalgia. La señorita Ciwle escucha fascinada las historietas de su no muy aventajado alumno y también le enseña una parte de su desgraciada existencia. Lectura que más se parece a un monólogo interior que a una historia al uso pero que se lee bien, teniendo en cuenta la longitud de las frases y la compleja sintaxis. también se puede entender en clave de la historia de Polonia a través de una familia y de los coches que utilizaron, lo que resulta una perspectiva bastante original.
Acabo aquí esta incursión por la literatura polaca, ya que he podido vislumbrarla con los tres últimos libros aquí reseñados. El resumen es que se trata de una literatura compleja por su sintaxis y su temática. También bién observo que es bastante desconocida por estos lares, ya que las abundantes estatuas de próceres escritores y dramaturgos polacos que pueblan las calles de Varsovia me eran bastante desconocidos. Me quedo con la biografía de la premio Nobel Szyimborska. Un apunte que subraya el ambiente tan cultural del país: en el aeropuerto Chopin (¡cómo no!) entre periódicos y revistas había una biblioteca…lo nunca visto.