Cuando uno lee a Kostas Jaritos no se sabe si es él o Márkaris, el autor, el que habla por su boca. Una tiene la sensación , aunque lo lea de vez en cuando, de encontrarse con unos primos o tíos o viejos amigos de la familia, a los que uno no ve mucho, pero cuando lo hace se encuentra a gusto. El inicio , situado en el 2014 es claramente distópico: Grecia, Italia y España vuelven a sus antiguas monedas: el dracma, la lira y la peseta y abandonan la UE. Grecia en crisis total deja de pagar a sus funcionarios. Como Jaritos trabaja en la policía su mujer, Adrianí, somete a toda la familia a una dieta frugal pero exquisita por su mano en la cocina. Mientras tanto, el trabajo llama al comisario de homicidios: primero un cadáver en la sede de los juegos Olímpicos, luego otro en la universidad Politécnica y un tercero en una tienda abandonada. Entre tanto, idas y venidas, pistas que no conducen a nada, nombres imposibles de articular fluye una descripción psicológica y sociológica de una Grecia que, se parece sospechosamente a nuestra España. Quizá por eso nos cae tan simpático, porque refleja nuestra realidad y podemos pensar para nuestros adentros: esta corrupción «solo» es de los griegos. La trama policiaca es resuelve, como siempre, un tanto insatisfactoriamente, pero no lo leemos por eso lo hacemos por los litros de sentido común derrochado y porque, además, aprendemos de historia de Grecia y sobre naturaleza del ser humano: ¿alguien da más?.
PAN , UNIVERSIDAD Y LIBERTAD, Petros Márkaris (Tusquets)
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