Judith es una joven perteneciente a la burguesía de Stuttgart a principios del s.XX. Su padre posee, como indica explícitamente el título, una fábrica de chocolate y a ella le apasiona el producto así que dedica sus días a trabajar en la tienda y a crear productos innovadores. Su madre se encuentra en un sanatorio y sus dos hermanos gemelos se dedican a realizar toda travesura que se les pasa por la cabeza. El señor Rothmann, padre de Judith, decide concertar el matrimonio de su hija con el pusilánime hijo de un banquero para salvar su negocio de la quiebra. Por supuesto que a Judith esto le parece muy mal porque su corazón se inclina hacia Víctor, un joven mecánico que ha llegado desde Berlín con un pasado no muy claro. Muchos personajes que afortunadamente se identifican muy bien, varias tramas de amor, de lucha social, de negocios y de espionaje que se siguen con un relativo interés (porque todo sale bien). Adjudicamos a esta lectura el calificativo de la “novela tonta” del confinamiento, como una película de sobremesa.
LA MANSIÓN DE LOS CHOCOLATES, María Nikolai (Maeva)
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