Prudencia Prim es una mujer soltera que vive en un mundo que no es de su gusto, por eso responde a una enigmática propuesta de trabajo en un pueblo denominado San Ireneo. Allí deberá organizar una biblioteca para un hombre muy peculiar que educa a sus sobrinos pequeños enseñándoles a leer de modo sistemática con Ovidio, Virgilio o Dante. Pronto descubre nuestra protagonista que se encuentra en un universo fuera de los cánones habituales de la vida moderna: allí habitan en armonía floristas diplomadas y maestras sin título universitario, los niños estudian biología con el médico. Nadie duda en merendar con exquisitos tés o chocolates y con manteles de lino mientras charlan sobre la armonía que debe de existir en todo matrimonio.
Más que una novela me ha parecido la descripción de una utopía. Que ningún lector espere una primera novela al uso: o sea, compras, frivolidad, un poquito de sexo, mucha acción, amores imposibles y chica moderna libre e independiente. Nada de eso, por estas razones choca Prudencia nada más llegar: alto nivel cultural, educación exquisita, fe arraigada y creencia en el vínculo matrimonial para siempre. Diametralmente alejado del modelo que nos ofrecen las televisiones actualmente. Sólo por haber tenido la osadía de escribir este libro tan en contra del pensamiento políticamente correcto merece ser leído aunque va con dos avisos: yo diría que es «muy de chicas» (que tampoco es que sea lo más in en estos momentos) y que a veces la historia de atranca un poco. Puede ser una gran idea pasearse por san Ireneo estas vacaciones, es un pueblo de cuento, pero sin bruja.
Me han hablado muy bien de ella… y con tu comentario… creo que me voy a pasear por San Ireneo en el mes de agosto.
Gracias
Gise
Gise: Por lo menos es un descanso entre tanta zafiedad que nos rodea
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