
En una editorial japonesa tan grande como Genbu Books existe un departamento semisecreto y un tanto aislado en el que varios lexicógrafos se dedican a idear diccionarios. A punto de jubilarse, Araki busca desesperadamente a alguien que lo pueda sustituir y lo encuentra en el departamento de ventas. Allí, Majime, un soñador y poco pegado a la realidad, con un posgrado en lingüística y amante de las palabras, es contratado para llevar a cabo el proyecto del diccionario
la gran travesía. Gran reto en el que se pretende integrar todo el léxico del japonés contemporáneo. Como si fuera una novela de aventuras , vamos descubriendo cómo se realiza un diccionario: ¿qué neologismos se integran? ; ¿qué arcaísmos se descartan?; ¿a qué eruditos se contrata para las entradas más científicas? ; ¿qué papel es el más idóneo para un diccionario? Asimismo me he enterado de que en Japón no tienen una institución como nuestra insignia RAE que se dedique a la confección de diccionarios y de que todo depende de la iniciativa privada. También hay un pequeño hueco para el amor entre pliegos y palabras.
La gran travesía es, en definitiva, una novela muy cuqui y muy japonesa que gustará a los amantes de las letras y los diccionarios. La novela es del 2011 y no sé yo si los jóvenes actuales saben lo qué es. No suelo yo desaprovechar la ocasión de bajar diccionarios de varios tomos a clase. Un día así lo hice y los tuve que dejar en en pasillo porque el aula estaba ocupada, no sé por qué acudió presto un guardia de seguridad y me dijo que los protegería … le miré con ternura… no creo que nadie se dedicara a robarlos. Y así fue, siguen en mi despacho.